Undécimo capítulo (con los comentarios del director) de la crónica de mi partida actual (Actual play), que empieza aquí. Recordemos que la partida se desarrolla en la ambientación de Exertas y es un sandbox totalmente libre. Los jugadores decidieron establecerse y montarse su propio pueblo en la frontera entre Antiqua (un país) y un territorio que fue el epicentro de un Apocalipsis no muerto dominado por los alzados (zombies).
La última crónica acabó con la revelación de que un platero planeaba expulsarlos de su torre por que conocía la existencia de una ruina bajo ella y quería quedarse con las riquezas que puede haber debajo.
Al día siguiente del asalto nocturno, Patius Garretio se levantó y pidió permiso para conseguir pertenencias o pelos de Bernius Merai. Mientras los PJs trabajaban en la empalizada, el imperator (hechicero) empezó a preparar dos rituales. Contemplaron como con uno consiguió que una nube de vapor se alzara a lo lejos, revelando la posición de su presa huida y el segundo, para el qual se quemó las manos, le permitió hacer que las llamas de una hoguera surcaran los cielos en dirección a la nube de vapor. Tras curarse, agradeció la hospitalidad y se dirigió hacia el sur.
Ese mismo día, Kaesius, el cazador de alzados que Ulfanius el Negro les cedió dos semanas, decidió investigar el subsuelo de la torre. Si el comepiedras (anteriormente troll) olfateaba cerca de la torre, era evidente de que alguna piedra preciosa debía haber por allí. Empezó a cavar y descubrió una lápida sellada con la inscripción: "I Lex - No entrar". Kaesius informó al resto de habitantes de la torre. Se entabló un debate sobre si entrar o no entrar y finalmente decidieron hacerlo.
Tras forzar el cerrojo de la lápida la movieron y examinaron el interior. La estancia que vieron estaba vacía y las paredes eran de piedra natural con relieves decorativos que habían sido destrozados de modo que no se podía saber que representaban. La estancia tenia dos puertas, una más grande que otra, y parecía que se extendía hacia un costado.
Tras bajar examinaron con detenimiento la sala, buscando cualquier indicio de piedras preciosas. Descubrieron un altar en en el anexo, con antiguos restos de lo que parecía un líquido. Intentaron comprobar si el altar se movía, pero no fue así. Tras no encontrar nada decidieron internarse en la habitación de la puerta pequeña.
Abrieron la puerta y entraron en otra cámara más grande y más decorada, aunque igualmente destrozado cualquier arte que representara algo. En medio de ella descansaba un sarcófago roto y contemplaron como una criatura horrible y esquelética se levantaba y los contemplaba a traves de un cráneo con hendiduras para 8 ojos.
Ese mismo día, Kaesius, el cazador de alzados que Ulfanius el Negro les cedió dos semanas, decidió investigar el subsuelo de la torre. Si el comepiedras (anteriormente troll) olfateaba cerca de la torre, era evidente de que alguna piedra preciosa debía haber por allí. Empezó a cavar y descubrió una lápida sellada con la inscripción: "I Lex - No entrar". Kaesius informó al resto de habitantes de la torre. Se entabló un debate sobre si entrar o no entrar y finalmente decidieron hacerlo.
Tras forzar el cerrojo de la lápida la movieron y examinaron el interior. La estancia que vieron estaba vacía y las paredes eran de piedra natural con relieves decorativos que habían sido destrozados de modo que no se podía saber que representaban. La estancia tenia dos puertas, una más grande que otra, y parecía que se extendía hacia un costado.
Tras bajar examinaron con detenimiento la sala, buscando cualquier indicio de piedras preciosas. Descubrieron un altar en en el anexo, con antiguos restos de lo que parecía un líquido. Intentaron comprobar si el altar se movía, pero no fue así. Tras no encontrar nada decidieron internarse en la habitación de la puerta pequeña.
Abrieron la puerta y entraron en otra cámara más grande y más decorada, aunque igualmente destrozado cualquier arte que representara algo. En medio de ella descansaba un sarcófago roto y contemplaron como una criatura horrible y esquelética se levantaba y los contemplaba a traves de un cráneo con hendiduras para 8 ojos.
De repente las sombras que crearon sus antorchas empezaron a moverse y arremolinarse, para concentrarse alrededor de las teas anulando toda luz. Los PJs salieron corriendo en la oscuridad con intenciones de abandonar la estancia. Pero Rof se desorientó y salió corriendo en dirección contraria.
Mientras Carolus vigilaba la puerta esperando que saliera el último, Kaesius y Brunius empezaban a subir por la cuerda que les llevaría a su torre. Zita sin embargo decidió acudir a contemplar el altar de nuevo. Rof, en la sala prácticamente a oscuras empezó a notar como la temperatura a su alrededor bajaba drásticamente y como se le congelaba la barba, las extremidades y la piel. Tras esa experiencia salió corriendo y subió rápidamente.
Zita no conttempló nada extraño en el altar y regresó para subir por las cuerdas, pero la criatura ya había entrado en la habitación y esta empezó a enfriarse completamente. Carolus trató de atacarlo, pero no consiguió impactar en el extraño alzado. Tras ese intento se acercó a las cuerdas y los PJs del piso superior subieron a Zita y Carolus rápidamente, tanto que dos dedos congelados de Rof cayeron al suelo. Todos notaron como el frío empezaba a crecer en su nivel mientras sellaban de nuevo el sótano. Por fortuna para ellos, tras una tensa espera, no percibieron ningún intento de salir de la criatura. Todos eran conscientes de que era un pez demasiado grande para ellos en ese momento, y decidieron enterrar de nuevo la lápida para evitar problemas.
NOTAS DEL DJ:
En esta sesión Kaesius tiene un protagonismo extra, ya que invitamos a jugar con nosotros aun chaval que nunca había probado los juegos de rol. Por cierto, se lo pasó bien y finalmente se apuntó a nuestro club, aunque juega en otra mesa.
El dungeon en el sótano es una de las ideas que me dieron cuando pregunté por G+ que podría contener la torre. He aprovechado el dungeon para presentar una extraña criatura, que tienen una importancia muy interesante en la historia oculta de la ambientación de Exertas. Os regalo contemplar la ilustración, pero no os voy a decir que es. La criatura domina la magia y a mi me permite testear el sistema de magia del juego.
En la sesión creo que cometí un error. Rof en un momento dado se rindió y lo saqué del conflicto de una forma demasiado artificial... fue por una interpretación mía errónea de las reglas de rendición. Pese a todo le hice perder dos dedos, aunque probablemente de no haberle dejado realizar la rendición y hubiera huido por sus propios medios hubiera tenido repercusiones en forma de consecuencia severa.
Con el dungeon se desvela el lugar por el cual les quieren echar de la torre y la partida parece bastante encaminada hacia el desenlace. Así que tras esta sesión les permito subir experiencia al acabar un acto de la partida.
Incluir en el sandbox enemigos a los que si quieren batir vana necesitar utilizar su ingenio o esperar a mejorar sus capacidades, creo que es totalmente necesario para ir creando a los PJs la sensación de que tienen cosas pendientes que hacer... como en la vida real.
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