Noveno capítulo (con los comentarios del director) de la crónica de mi partida actual (Actual play), que empieza aquí. Recordemos que la partida se desarrolla en la ambientación de Exertas y es un sandbox totalmente libre. Los jugadores decidieron establecerse y montarse su propio pueblo en la frontera entre Antiqua (un país) y un territorio que fue el epicentro de un Apocalipsis no muerto dominado por los alzados (zombies).
La última crónica acabó con que descubrieron el barco del emperador (Primus Draxis) del Imperio de Tarrak, lo que puede decantar la balanza en la elección del gobernante y la aparición de un troll olfateando piedras preciosas cerca de su torre.
Los Pjs se levantaron un nuevo día dispuestos a cumplir otro de los días de trabajo en el templo de Uibira que deben. Daia Fusiana se despidió de ellos y empezaron a viajar hacia la villa. Gaius Brunius, uno de sus trabajadores se quedó acabando una talla de madera con la que esperaba conseguir algo de dinero, y se dirigiría algo más tarde a la villa.
Tras llegar a Ubira los destinaron a un andamio. El maestro constructor quería colocar un friso y se debía acabar la parte superior de un muro para hacerlo. Mientras trabajaban los Pjs contemplaron como su vecina la Táir Funaria, la noble terrateniente que ha utilizado sus tierras sin su permiso aparecía por el foro mayor y uno de sus lugartenientes les señalaba. El foro estaba muy concurrido al ser día festivo y mucha gente se divertía contemplando a un oso amaestrado, o jugando a juegos de apuestas, además de otras actividades. Pero el espectáculo principal era la liberación de los miembros del clan Jansel, que juzgados por un alcalde con el que tienen vínculos familiares, fueron declarados inocentes de asesinar a tres miembros del clan Meraius. Mucha gente estaba pendiente de la liberación y la curiosidad sobre cómo reaccionarían los Meraius era enorme.
En el momento en que los liberados entraban en el foso y todo el mundo estaba pendiente, mientras los PJS trabajaban, de repente, la grua que tenía parte del friso se desplazó hacia ellos. Rôf pudo esquivar el golpe trepando como solo un montañés puede hacerlo hasta lo alto del muro, salvando a otro trabajador de caer incluso. Carolus Actatis saltó del andamio hacia el suelo y recibió algunos arañazos mientras piedras y astillas de madera caía sobre él. Zita, el yuc-valuz, saltó sobre el friso colgado de la grua, evitando que este le diera de pleno y consiguió agarrarse a duras penas a la cuerda que lo sujetaba.
Entre la confusión y la enorme polvareda provocada por los escombros que produjo el choque tres hombres con la cara tapada intentaron apuñalar por la espalda a Carolus Actatis mientras le gritaban:” ¡Os advertimos que os fuerais de la torre! “. Casi nadie vio la agresión y pese a que Carolus recibió algún daño no fue demasiado grave, sin embargo estaba solo y aislado en una pelea desigual. Desenvainó su gladius disponiéndose a vender cara su piel.
El único que consiguió darse cuenta del peligro al que se enfrentaba Carolus fue Zita, que desde el friso contempló el ataque. Zita sacó su daga mientras empezó a balancear la enorme pieza de piedra sobre la que estaba y empezó a cortar la cuerda consiguiendo que esta ssaliera directamente hacia los atacantes… y al mismo Carolus. El friso cayó sobre todos ellos y solo la actitud defensiva de Carolus le permitió sobrevivir [Rendición]. Al lanzarse al suelo recibiendo, sin embargo un impacto en el pecho. El resto de atacantes murieron bajo el destrozado friso, y Zita, tras bajar de la grua, los registró sin encontrar ninguna pista, excepto una bolsa de monedas de plata y recoger sus puñales.
Todo esto provocó el caos en el foro y la gente empezó a correr por miedo a que la ruinas les pudieran caer, el oso amaestrado se liberó y el pánico se acrecentó y justo en ese momento Gaius estaba intentando acceder a la plaza. Gaius Brunius empezó a avanzar a empujones entre la turba, con tan mala suerte que tras soltar un fuerte codazo descubrió que había golpeado al oso, que trató de abrazarlo. Gaius se desmayó del susto [rendición] y la turba lo alejó del peligro, pese a recibir bastantes golpes.
Cuando se fue calmando la situación, los sacerdotes del templo de Solaris alinearon a los heridos y empezaron a intentar curarlos mientras los Caballeros de Solaris retiraban a los cadáveres antes de que se alzaran. Carolus y Gaius habían recibido lesiones moderadas, de las que solo Carolus recibió el tratamiento adecuado. Los alguaciles les interrogaron y los PJs aseguraron ver a los hombres de Funaria en la grúa.
Tras reponer algo de fuerzas, Brunius intentó vender su talla a los sacerdotes de Solaris, con tan mala suerte que entendieron que era una donación al templo, que aceptaron gustosamente. Zita contactó con el clan de los Jansel, leñadores y consiguió que aceptaran construir parte de su empalizada y Carolus consiguió una vaca para el pueblo.
La Táir Funaria se acercó a Carolus, el alcaide de Speculaventium y cruzaron algunas palabras. Se presentó y le invitó a pasar por su dom para hablar sobre el uso de sus terrenos. Carolus, pudo darse cuenta de que la Táir se comportaba de un modo extremadamente tranquilo, pese al atentado fallado que le atribuían a ella.
Los Pjs regresaron a su aldea sin más incidentes por ese día.
COMENTARIOS DEL DIRECTOR
La trama de los que quieren expulsar a los PJS de sus tierras continúa. Y se convierte en la trama principal de la partida. Tarde o temprano debía decidirme a elegir una trama ante la ausencia de decisiones de ella y esta me parecía interesante. Por la naturaleza de la partida habrá otros eventos paralelos que les afectan o se acercan a ellos, pudiéndose implicar los jugadores en ellos si lo desean.
Uno de los elementos dinámicos del sandbox es el conflicto entre los clanes familiares Jansel y Meraius, basado en la historia western de los Hatfields y McCoys. El conflicto va evolucionando al margen de los Pjs y ellos están al corriente por habladurías, rumores, eventos etc. Aunque no se han mezclado en él, porque intuyen que va a ser violento, muy violento.
Los Pjs han descubierto las ventajas de admitir la derrota. Un recurso de FATE que les permite evitar grandes daños en situaciones poco importantes, Carolus y Brunius lo utilizaron y a cambio recibieron una consecuencia moderada además de unas cuantas horas de inconsciencia.
Personalmente no soy amigo de matar demasiado pronto durante una partida, me gusta que las muertes tengan un significado, y a menos que tomen una decisión estúpida, mantengo los retos que se acercan a los PJ asequibles. Otra cosa sería que ellos mismos decidan meterse en lugares del sandbox donde se la juegan. Pese a todo llegados a este punto de la estructura narrativa, en que el nudo está acercándose avanzando, la dificultad va a aumentar. Por otro lado, eso no quoere decir que la aventura sea un camino de rosas para los PJs. De momento van arrastrando consecuencias leves y alguna moderada que no han podido curarse debido a sus leves concocimientos médicos y por que no tienen recursos para contratar a un médico competente. Empieza un periodo donde asumir ese levee desgaste empieza a ser peligroso, y las cosas se van a poner peor cada vez más.
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