Aquí tenéis mi último artículo publicado en PX Magazine. Espero que os guste:
A medida que he ido avanzando en el desarrollo de mi juego, Exertas, y por tanto ampliando mi conocimiento sobre los procesos así como los costes de creación de un juego, he sentido que compartir mi experiencia con más gente era un ejercicio que no podía dejar de hacer. Hay varios y diversos motivos para hacerlo: intentar que alguien que trate de empezar a desarrollar un juego sepa a qué se enfrenta, que no cometa los mismos errores que yo y tratar de aportar una visión extensa de cómo es un proceso creativo de este calado al aficionado interesado. Con esta última razón quiero aportar luz y transparencia que permita al aficionado entender y empatizar con los autores y editores además de dar herramientas para criticar o juzgar con más ecuanimidad. No voy a esconderos que ciertos comentarios a veces ingenuos (y a veces tóxicos), que probablemente parten desde el desconocimiento, que he podido leer en algunas ocasiones (y los aplausos que han podido generar) también me han motivado a escribir este artículo con la humilde intención de contribuir a un mejor clima y una mejor relación entre autores, editores y aficionados. Atención, que no estoy diciendo que no se critique, si no que si se hace sea con sensibilidad y conocimiento de causa.
A medida que he ido avanzando en el desarrollo de mi juego, Exertas, y por tanto ampliando mi conocimiento sobre los procesos así como los costes de creación de un juego, he sentido que compartir mi experiencia con más gente era un ejercicio que no podía dejar de hacer. Hay varios y diversos motivos para hacerlo: intentar que alguien que trate de empezar a desarrollar un juego sepa a qué se enfrenta, que no cometa los mismos errores que yo y tratar de aportar una visión extensa de cómo es un proceso creativo de este calado al aficionado interesado. Con esta última razón quiero aportar luz y transparencia que permita al aficionado entender y empatizar con los autores y editores además de dar herramientas para criticar o juzgar con más ecuanimidad. No voy a esconderos que ciertos comentarios a veces ingenuos (y a veces tóxicos), que probablemente parten desde el desconocimiento, que he podido leer en algunas ocasiones (y los aplausos que han podido generar) también me han motivado a escribir este artículo con la humilde intención de contribuir a un mejor clima y una mejor relación entre autores, editores y aficionados. Atención, que no estoy diciendo que no se critique, si no que si se hace sea con sensibilidad y conocimiento de causa.
Así pues, ¿cómo ha sido mi particular odisea como creador?