Tal como os conté, estábamos jugando a la caja básica de Star Wars al Filo del Imperio. Y dirigía uno de los chavales que tengo a mi cargo. En la última sesión que os expliqué el director de juego se comprometió a prepararse más la partida para la siguiente ocasión. Otro de los jugadores, uno con problemas de control de impulsos, se comprometió a pensar más antes de actuar y al menos escuchar a los demás. El resto de la mesa se comprometió a ayudar al chaval.
Durante la siguiente sesión de juego, el chaval con problemas de impulsividad se controló magníficamente. Actuó con calma y tranquilidad y escuchó al resto de jugadores de la mesa, que no le tuvimos apenas que decir nada. Cuando acabó la sesión todos le felicitamos, la sesión por su parte había sido muy correcta. El chaval se fue a la cama muy contento y satisfecho. Desafortunadamente, al chaval lo trasladaron de centro y ya no está con nosotros.
Por otro lado el director de juego continuó sin prepararse la partida. Esa sesión fue bastante bien por que el tipo improvisó y estuvo inspirado, pese a todo se notaba que no se la había preparado y la historia global empezaba a hacer aguas. A la siguiente se le acabó la suerte, su improvisación fue poco inspirada y los agujeros de la historia acabaron por hacer derrumbar todo. Además empezó a desarrollar un pequeño complejo de director de juego “enemigo de los jugadores”. Es decir trataba de fastidiar o matar a los personajes jugadores, lo que hizo que el resto de jugadores perdieran la paciencia.
De nuevo un jugador saltó y dijo que no le parecía bien, que ya le habían dado suficientes oportunidades. Debatimos en la mesa que hacer. Le di la palabra al director de juego y tuvo que asumir que no podía seguir por que no se podía comprometer. El jugador que se mostró más crítico propuso asumir él la dirección de juego y empezar de nuevo. A todos nos pareció bien. Yo tenía miedo que el director “depuesto” se lo tomara mal, pero tras hablar con él, luego y a solas, lo entendió y se ha sumado como jugador con muchas ganas.
"No, dirige o no dirijas, pero no lo intentes" |
Después abordé al chaval que tenía que ser nuestro nuevo director. Le recordé su responsabilidad y también le recordé que él, hace tiempo, también actuó de la misma manera. Quiso dirigir y no se tomó en serio el compromiso con los jugadores y el trabajo a realizar. Me comentó que ahora lo entendía más, al haberlo sufrido desde el otro lado, y me prometió que en esta ocasión se iba a esforzar mucho.
Hoy hemos jugado ya bajo su dirección. La sesión ha sido muy satisfactoria. Pese a que ha mostrado algunos nervios, se ha presentado con los deberes hechos. Todos los jugadores hemos disfrutado muchísimo. Pese a ser la misma partida, las cosas han cambiado mucho y como el otro director se lo inventaba todo, en esta ocasión ha sido lo suficientemente diferente para que no nos aburriéramos. Los chavales lo han comentado, A. (el chaval) se ha esforzado y se ha notado, y le han felicitado. Creo que ha sido una muy buena experiencia para ellos ver como el mismo trabajo realizado con y sin esfuerzo da unos resultados tan diferentes. Por mi parte estoy muy satisfecho por que ha cumplido con su compromiso.
Durante la partida, además, he notado algunos aspectos que podría mejorar como director de juego. En primer lugar al utilizar un módulo (partida escrita donde te dan todos los detalles), salen fragmentos de texto de descripciones o eventos para que se lean en voz alta. Cualquier director de juego experto sabe que es mejor leer lo que dice ese texto y explicarlo con tus propias palabras. Sin embargo como el chaval aún tiene dificultades para leer en voz alta, creo que voy a esperarme un tiempo antes de decirle nada. Quiero que practique. Esta decisión es una de las que marcan la diferencia entre jugar solo por jugar o utilizar los juegos de rol como herramienta educativa, priorizar los aspectos educativos, no los lúdicos. Más adelante, cuando mejore, se lo comentaré; que también me interesa el ejercicio de comprensión lectora y expresión oral.
Los dichosos dewaks |
El segundo aspecto que podría mejorar si que se lo he comentado. Le he sugerido que añada detalles y describa los momentos entre escena significativa y escena significativa de la partida. Que nos explique como son las calles por las que nos movemos, que son los edificios y, en definitiva, que nos haga más grande el mundo. A él le ha parecido muy bien, por que hemos pasado por delante de una estación de, como él a dicho: “especie de tyranosaurus a los que puedes montar como si fuera un caballo”, y no nos hemos enterado. Unos dewaks, vamos. Creo que está deseando que cojamos uno...
El último aspecto es que el antiguo master no calla ni debajo del agua. Le hemos tenido que llamar la atención un par de veces, y le he señalado que es mejor que sea él quien imponga la autoridad del director de juego. Como educador puedo hacerlo yo, pero que él aprenda a enfrentarse a situaciones incómodas para hacerse respetar, con mesura y tacto es algo positivo y que el otro chaval aprenda a respetar los turnos de palabra también es una cosa que le irá bien.
Nada más por ahora. Ya os iré explicando más a medida que avancemos.
Me parece interesantísimo el análisis que puedes extraer de esas partidas, ya no sólo a nivel docente, sino también como rolero. ¿Con qué tipo de chavales juegas?
ResponderEliminarPerdón, me autocontesto: ya leí la primera entrada sobre el tema.
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