Hay muchos estilos de jugar a rol. Cada jugador tiene el
suyo propio con sus preferencias y obsesiones, y cada mesa de juego practica
uno pactado y consensuado que ha de satisfacer las necesidades de las personas
que la forman. Todos son válidos si satisfacen a los componentes de la mesa, lo
que no quiere decir que satisfaga a todos los jugadores de rol.
Evidentemente todos los estilos tienen diferentes características y matices que
dependen de las personas que forman la mesa de juego.
En el caso de mi mesa de juego, hace tiempo lo individual ha
perdido importancia respecto a lo colectivo. Es decir, pese a que los
personajes siguen siendo muy importantes, cada vez le damos énfasis a lo que
repercute en lo colectivo, la narración, que en lo que repercute solo en el
propio personaje. Y con esto no me refiero a conseguir un equilibrio de
habilidades que beneficie al grupo, si no que los matices de los personajes se
matizan para apoyar la historia que creamos juntos.